Mis días para superarte. Día 1

Mis días para superarte

Pensamientos de una joven cristiana enamorada de un inconverso 


Día 1

Después de hablar con Francisco estuve llorando, sentí que arranqué algo muy fuerte de mi corazón. Hoy me siento muy deprimida, a veces hablo con mi mama y lloro nuevamente, realmente lo quería, más de lo que creía. Hace casi ocho años que lo conocí y he empezado a recordar los buenos y malos momentos que viví con él; a veces sonrió y otras veces lloro. “El deseo de la carne puede llegar a ser muy fuerte, pero el espíritu es quien debe primar para gobernarme”, me lo repito una y otra vez; no era bueno que estuviésemos juntos.

Unos años antes de conocerlo, viví una época dura, bastante hostil para mí, había descubierto lobos que parecían ovejas en mi iglesia y eso me devasto, no pensé que las personas que decían ser cristianas y que de verdad lo parecían, pudieran ser tan crueles y traicionar sin sentir algo de compasión y aunque esto, en aquella época género en mi mucha depresión, también me ayudo a ser fuerte y estar siempre alerta y pedir a Dios más discernimiento. Ahora ya no logro confiar con tanta facilidad en los demás.

Los primeros semestres de mi universidad, estuve en una iglesia, que denominamos de prosperidad, porque desean los bienes materiales más que los espirituales, engañado a otras personas, pero seguí allí hasta que entendí que esta era su visión y no la cambiarían tan fácilmente, pero antes de salir, viví un tiempo hostil, me encerré en mí misma, me mantuve alejada de mi familia y no tenía personas cercanas con quien pudiera hablar de mis dudas y temores. Todo eso inicio cuando tenía 17 años, por eso, en el poco tiempo que llevaba en la universidad, estaba al borde de la desesperación, cada día deseaba morirme y aunque una vez contemple la idea del suicidio, porque me sentía lejos de una relación con Dios, como su exnovia, no deseaba pasar una eternidad lejos de Él y luchaba con mis fuerzas por buscarlo, había olvidado que en mis fuerzas es muy difícil hacer algo bien.

Cuando conocí a Francisco, estaba en mis 18 y aunque me dijo su edad unos años después, supe que en ese tiempo tenía 23. Fue en la universidad, teníamos una clase juntos. Recuerdo que siempre había muchas chicas a su alrededor, por ello mi primera impresión era que parecía un “don Juan” y un presumido, pero luego aprendí que no es bueno hacer prejuicios.

He encontrado un cuaderno viejo, donde escribí algunas cosas que había olvidado, de la fecha que conocí a Francisco, y otros detalles, leerlo me ha hecho sonreír. Quiero compartirlos:

-“Tenía una compañera que en ese tiempo era muy cercana, Nicol, no era creyente, pero le gustaba que le compartiera el evangelio. Ella parecía interesada en Francisco, pero no sabía cómo podía acercarse, yo trataba de esquivar las conversaciones donde lo incluía como tema; un día, estando todos en el salón esperando al maestro, me dijo que debía verlo bien, que era muy simpático y por curiosidad acepte, cuando lo observe, me di cuenta que de verdad era muy atractivo, bastante alto, casi 190 cm, trigueño, con un cabello negro, liso y corto, unos ojos café oscuro que hacían juego con su mirada y su sonrisa coqueta, tenía buen torso y caminaba con mucha confianza; aun así me seguía pareciendo un presumido.

Sabía por mi propio bien que era mejor mantenerme alejada de él, y fue fácil por un tiempo porque no se presentó alguna oportunidad para que pudiéramos hablar, hasta la última semana de clases. No fue la gran cosa, estábamos todos cerca de la puerta, hablando al mismo tiempo, antes de salir, el profesor dio una información con respecto a las notas, Francisco no pudo escucharla y le pregunto a la persona más cercana que tenía y yo no podía ser descortés, pero después de repetirle la información salí tan rápido que no tuvo oportunidad de agradecerme. Al salir vi un grupo de compañeros debatiendo no recuerdo sobre qué, pero me les uní, a los pocos minutos noté que Francisco también estaba allí, poco a poco todos se fueron retirando, hasta que solo quedamos Nicol, Francisco y yo. No quería tener ningún tipo de relación con él, por eso me despedí cuando note que solo estábamos los tres, pero antes de irme, me pregunto si podía buscarme en Facebook, le dije que sí, porque no creía que lo haría, con todo eso me sentí un poco mal por mi compañera, quien tenía una cara de reconocer que no era mi culpa, pero queriendo ocupar mi lugar. Esa noche encontré su invitación, la acepte creyendo que eso no avanzaría. En las vacaciones me escribió varias veces.”-

Ya anocheció. Escuchando música que me entiende, me siento un poco sola, pero trato de decirme que fue lo mejor y recuerdo algo que me dijo ayer: “dejemos que todo fluya y suceda como debe ser”.

Me sigo sintiendo mal, no sé cómo superare esto, supongo que el tiempo ayudara. He orado y he sentido que Dios me ha regalado este versículo, Salmos 16:1: “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado”, y tengo nuevas esperanzas. Si para Dios que me guio a tomar esta decisión fue lo mejor, creo que podré descansar en El.


Día 2

Día 0


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