Mis días para superarte. Día 2
Mis días para superarte
Pensamientos de una joven cristiana enamorada de un inconverso
Todavía pienso
en él; hoy no he llorado, pero su simple recuerdo me trae nostalgia.
Quiero escribirle y decirle que me retracto, pero es muy recién, debo ser fuerte, tomar más tiempo, aclararme.
Sigo leyendo el cuaderno viejo que encontré:
-“Mi siguiente semestre fue el más desesperante. Soledad, depresión, mucho estrés y tuve un problema de acné bastante fuerte que afecto mi autoestima. Seguía anhelando sentirme cerca de Dios como antes y me involucre en más actividades en mi iglesia local (la iglesia de prosperidad), pensando que esto me serviría, pero no era suficiente, me hacía sentir más vacía y no compartía mis frustraciones con nadie.
En ese tiempo, algunas amigas y otras personas mayores, me advirtieron del peligro de salir con chicos inconversos, Dios podía perdonarme, pero quería evitarme un mal cuento, me expusieron historias y me prestaron libros de chicas que se apartaron de Dios, por salir con jóvenes que no temían a Dios y que ahora ellas no estaban bien, lejos de Dios, solas, depresivas y algunas con más responsabilidades, hijos. Todos me decían que me mantuviera firme, que no era bueno creer que ese era el hombre que Dios me tenía y que solo terminaría lastimada.”- Reconozco que ayudo a fortalecerme.
-“Iniciando semestre supe que vería a Francisco más tiempo, teníamos más clases juntos, no le di importancia, me decía que podría alejarlo y trataba, pero él siempre encontraba oportunidad para estar cerca. Si me iba con mis amigas a estudiar a la cafetería o cualquier otro lugar, casi siempre estaba allí. Mi compañera Nicol se mantenía muy entusiasmada por tener a Francisco a su lado y quería apoyarla, aunque quizás de forma egoísta, porque pensaba ‘si se fija en ella, a mí me dejara en paz’.
Afortunadamente, esos meses no lo vi tanto como pensaba, recuerdo que perdimos muchas clases, por problemas generales se formaron muchos paros estudiantiles y muchas clases eran canceladas, sé que Dios tuvo el control de ello. Sin embargo, las ocasiones que lo tenía cerca, sus acciones hacia mí, me hacían pensar que no quería algo serio.”-
Me he quedado pensando, ¡era cierto! como hasta la mitad de ese semestre él no me caía bien; hizo cosas, que me arrepiento habérselas permitido, pero al seguir leyendo, comprendo solo un poco porque no hice algo para frenarlo.
-“Una tarde, teníamos como dos horas libres hasta la siguiente clase, mis amigas y yo decidimos ir hasta el último piso de uno de los bloques de la universidad, nos sentamos en el suelo, en una zona en la que sobresalían las columnas, Francisco se nos unió, se ubicó al lado de Nicol, frente a mí, yo me concentre en repasar un tema que vería en la siguiente clase y lo discutía con mis otras amigas, mientras Nicol hablaba con Francisco, pero sentía que él no dejaba de mirarme, en un momento, sorpresivamente, tomo mis pies, los estiro hacia él, me quito los zapatos y empezó a masajearlos, burlándose de mis medías, yo lo mire un poco confundida, sin saber que decir, me pareció relajante, no sabía lo que significaba, pero ahora sé que debí impedirlo; creo para ese entonces, me gustaba la atención que me daba. Él estaba entrando demasiado rápido a mi vida y lo veía como un enorme problema, por ello en algunas ocasiones, cuando sabía que tenía mucho tiempo libre hasta la próxima clase, decidía gastar un poco más de mi dinero e irme para mi casa.
Otra situación que se presento fue en una clase. En ese salón, casi siempre me ubicaba en la misma silla, y todos parecían respetarlo, era un puesto que estaba en la segunda fila. Un día Francisco fue de los primeros en ingresar al salón, se me hizo muy raro porque él siempre era de los últimos y me pareció aún más raro cuando vi que estaba sentado en la silla detrás de mí, porque él siempre se sentaba en las últimas filas, sin embargo no creí que fuera algo de lo que debía preocuparme, hasta que avanzada la clase, sentía que ubicaba su barbilla en mi hombro y con su voz muy cerca de mi oído me hablo sobre el tema que estábamos viendo, estaba muy sorprendida, era la primera vez que algo así me pasaba y estaba muy avergonzada, pues mis compañeros me observaban aún más sorprendidos, cuando él se apartó, incline mi cuerpo hacia adelante, con los hombros encogidos para que no volviera hacerlo, sentí una sonrisa burlona de su parte. En las siguientes clases, cuando entraba al salón y lo veía sentado en la silla de atrás, si no encontraba otro puesto decidía inclinar mi cuerpo hacia adelante apenas me sentaba, pero en una clase que se hizo muy larga, me recosté en mi silla, pensando que él había notado que no me gustaba lo que había hecho, pensé mal, nuevamente puso su mentón en mi hombro y me hablo creo que también sobre la clase, yo solo lo mire, con una expresión de indiferencia, él sonrió, cuando se quitó volví a inclinarme.”-
Estas situaciones fueron las más difíciles de superar, por algún tiempo tuve deseos de vengarme, sentí que arruino mi reputación, pero no sucedió nada entre los dos y delante de Dios sé que estoy bien y es todo lo que importa, además las personas cercanas a mí, que estaban al corriente sobre él, sabían que no paso nada entre los dos, siempre fuimos amigos.
-“Un día, llego al salón de clases y se acercó hasta mi puesto a saludarme, yo estaba sentada, así que estire mi mano, esperando que la chocara como amigos, no fue así, el empezó acariciar con sus dedos la palma de mi mano, inmediatamente la quite y lo mire muy enojada, él se quedó un poco perplejo, no fue necesario decir nada, nunca más lo volvió hacer, aunque yo, en lo posible, evitaba darle mis manos, después de eso, empezó a saludarme con un beso en la frente. Quería golpearlo, pero nunca lo hice, tampoco tuve el coraje de decirle que esas acciones me molestaban, no por timidez, lo veía problemático, prefería alejarme de él, pues sentía que, si le decía algo, le daría oportunidad de acercarse más y lo consideraba un problema que no quería manejar, sentía que en mi vida tenía muchos problemas como para lidiar con uno más, realmente no quería involucrarlo en mi vida, esperaba que solo pasara como un compañero más.”-
Leer esto, me hace pensar ¿que vi en él? Y ahora me siento un poco molesta, realmente no le importaba. Debí decirle algo para frenarlo en ese tiempo, pero confieso que en el fondo no entiendo bien porque no lo hice y no quiero dar argumentos que quizás no sean ciertos, pero en lo posible, si les sucede algo así, háblenlo y frénenlo, es lo mejor.
Por lo menos me siento más tranquila, aunque todavía hay mucho que debo soltar.
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